
miércoles, 28 de mayo de 2008
Un montubio falsificado
El presidente del Banco Central del Ecuador, Robert Andrad
e, ha salido a declarar ayer a los medios de comunicación que en la comunicación enviada por ésta entidad al Archivo Histórico del Guayas y a la Fundación Miguel Aspiazu Carbo el 19 de mayo del año en curso en que se comunicaba "la imposibilidad de continuar brindando el aporte económico a favor de ambas entidades" se ha producido "un mal entendido" (sic).El servidor de la Revolución Socialista agrega que "en ningún momento se ha pensado siquiera en deshacerse ni dejar de por medio un contrato de comodato que en el año 80 el Banco Central suscribió con el Patronato Archivo Histórico del Guayas". Esto consta textualmente en una noticia aparecida en el periódico virtual Ecuador Inmediato, muy afín al Socialismo del Siglo XXI y cuyo director participó de la última gira presidencial al Europa, lo cual permite adjudicar veracidad a la noticia.El funcionario Andrade quiere limpiar una embarrada monumental de quien firmó el oficio, Ing. Hernán Salazar Vásquez, gerente de la Sucursal Mayor, el que afirma en el documento que la supresión del aporte oficial se debía " a deficiencias presupuestarias que afectan el desarrollo normal de las autoridades del Banco Central del Ecuador lo que impide igualmente, desde el punto de vista legal, adquirir obligaciones sin contar con los recursos suficientes para ello" (sic).Es claro que lo que se le ordenó decir al gerente Vásquez es que las deficiencias presupuestarias" afectaban "el desarrollo normal de las actividades del Banco Central", pero un misterioso fenómeno de la psiquis burocrática lo obligó a errar diciendo la verdad: la condición subalterna que tiene hoy el Banco frente a los designios imperiales que parten de Carondelet "afectan el desarrollo normal de las autoridades" que han asumido hoy, por tanto, el papel de personas mental y espiritualmente subdesarrolladas.Y hay otra arista muy grave. El oficio GSMG-343-2008 enviado al director del Archivo Histórico ordenaba la restitución inmediata de los bienes entregados por el Banco en comodato. Muy eficientemente la Directora Cultural Regional del Banco, Mariella García, dispuso que tres ordenanzas de su oficina realicen los procedimientos para quitarle los bienes al Archivo. No se vaya a decir que ahora que "La Patria ya es de todos" los trámites burocráticos se demoran.El escritor y periodista colombiano José María Vargas Vila dijo alguna vez una verdad muy aplicable al caso que hemos reseñado: "La hipocresía es el homenaje que el vicio rinde a la virtud".La orden para liquidar al Archivo Histórico del Guayas vino desde Carondelet pues, como en los tiempos de Pinochet en Chile, en Ecuador no se mueve ni una hoja sin que el Emperador de los Andes lo sepa. ¿O quiere el presidente del Banco hacernos creer que fue una broma de algún funcionario de segunda categoría? ¿O que el gerente de la Sucursal Mayor interpretó mal una disposición referida a otra entidad?Vivimos tiempos en que se están sentando las bases, en Quito y en Montecristi, de un régimen autoritario, soberbio, intolerante y abarcador dirigido por un megalómano que asume posturas de izquierda con una prédica de cambi, sin decirnos a favor de quién va a cambiar la conducta del Estado. Debe haber ocurrido que el todopoderoso secretario general de la administración, que administra muy bien los negocios de estadística, encuestas y publicidad del régimen, encargó a una de las empresas que le son afines, un sondeo sobre el impacto en Guayaquil de una medida destinada a sepultar su historia contenida en el Archivo Histórico del Guayas.La encuesta debió haber sido muy perjudicial para el gobierno y para el interés del referéndum constitucional por lo que se dio marcha atrás al proyecto de destrucción del Archivo.Según el presidente del Banco Central, su jefe, Rafael Correa, ratificó su apoyo a que le entidad bancaria oficial siga entregando los 300 mil dólares anuales al Archivo.El presupuesto del Banco Central para el fomento de las actividades culturales en el país es de 30 millones de dólares por lo que lo que se entrega al Archivo Histórico del Guayas no es sino el 1 por ciento del presupuesto. El resto se lo reparte en otros lugares de la república.La actitud negativa de Correa hacia lo que el propio Banco Central llama "las tareas de perservación de la memoria espiritual e histórica del país" no es de hoy. Pocos días después de su posesión expresó su animadversión a que el Banco Central invierta en cultura, lo cual motivó una dura respuesta del actual director del Archivo, el historiador José Antonio Gómez, en una de las columnas que escribía en la página editorial de El Universo.En las alturas del poder el papel asumido por el Archivo Histórico del Guayas desde su creación no satisface la visión quiteñocentrista de la historia. El Archivo ha dedicado sus últimos años a revalorizar las culturas del Litoral y ha intensificado su labor académica y científica para que el papel del montubio en la vida del país, desde su creación hasta hoy, sea reconocida. Y eso produce un escozor inveitable en ciertas gentes.La odiosa intención de disponer la muerte del Archivo Histórico del Guayas no puede borrarse con declaraciones melifluas. El Archivo tiene enemigos de leva y corbata, de anaco, y también de cotona y sombrero que se suben a un caballo con un machete para fingir su montubiez, aunque en el turbio fondo de su hipocresía se agita la perfidia a todo lo que huela a campo costeño, a cacao y a río caudaloso.

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